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22 de septiembre de 2012

Cinco días para irnos de Venezuela

 No fue una advertencia de la policía de migraciones, pero sí la cantidad de días en que tuvimos que, de manera inesperada, armar la partida de Venezuela.

Así fue, un contacto inesperado con los amigos viajeros de un velero inesperado. Lo que derivó en un viaje inesperado en avión a Curazao y seis días sobre la mar. Ya contaremos esa travesía...ahora nuestras cómo fueron últimas horas en tierra venezolana.


con Zully y Alonso

Los acontecimientos

Decidimos que después de tantos días en Mérida, había que partir. Pero no sabíamos bien a dónde. Ya habíamos visitados varias radios y queríamos parar un poco. Además, no nos podíamos ir de Venezuela sin conocer su costa y Caracas. Así fue que gracias a nuestra amiga Morelis, partimos con rumbo a Punto Fijo. Allí vivían unos amigos de ella que nos esperarían para compartir unos días y conocer la playa venezolana.

Pero como siempre decimos, las cosas cambian mucho minuto a minuto.

La idea era estar unos días en Punto Fijo, ir a la playa y luego viajar a Caracas, para luego sí encarar la partida de Venezuela a Centroamérica.

El tiempo no me mueve, yo me muevo con el tiempo

Por venir de un país grande como Argentina (en sentido físico, por su extensión de territorio) hace que estemos entrenados en cuanto a viajes de larga distancia se trata. Porque si uno vive en Capital Federal o Gran Buenos Aires, para viajar a la costa atlántica son no menos de 4 a 5 horas, si uno viaja al centro del país, como Córdoba o Mendoza, van de 8 a 16 horas, y ni hablar si uno viaja al sur o al norte, donde recibe el amanecer, el atardecer, la noche y un nuevo amanecer desde la misma butaca del bus.

Pero el sentido del tiempo y de la distancia, en un viaje de muchos meses, cambia bastante. Lo que era mucho, ahora parece poco, por ejemplo viajar unas 12 o 15 horas ya no nos es tan tedioso. El tiempo no varía, como siempre lo que varía es la percepción de uno. El tiempo esta siempre igual, desde los tiempos de los tiempos, pero con actores diferentes, con la historia que cambia.

Así fue que viajamos toda la noche hasta nuevo destino. Atravesamos los médanos de Coro para llegar a Punto Fijo con un sol que nos daría la bienvenida diciendo como alguna vez escribió Jerry Ragovoy (canción que popularizaron los R. Stones) ”el tiempo está de mi lado”.

Encuentro trans...

Según la RAE (Real Academia Española), TRANS.: “Significa 'al otro lado', 'a través de”. Si bien estamos del mismo lado, nuestro encuentro con Zully y Alonso puede llamarse “trans”: transgeneracional, trasnfronterizo, transvivido, pero no tanto. Es muy difícil describir ese tipo de emociones que se siente cuando uno habla poco con la gente pero siente que se conoce mucho, como desde siempre. El lenguaje va por otro lado. Eso fue lo que nos pasó con estos dos amigos, quienes sin conocernos nos abrieron las puertas de su casa y de sus vidas. En poco tiempo compartiendo nos sentimos muy cómodos, muy compañeros. 


Tiempo de descuento

Solo de pensar el cruce a Panamá nos daba dolor de cabeza. Pero fue de pronto que el destino quiso que en unos tres días tuviéramos que resolver todo. 

Por suerte, estuvo ahí nuestra madrina y amiga venezolana Morelis, para ayudar como siempre, dándonos una mano con los trámites de los pasajes.

Lo que había sido un “hasta luego” cuando nos fuimos de Maracaibo, se convirtió en “hola”. Volvimos para maracuchos city, lugar donde había empezado nuestro viaje por la República Bolivariana y donde, casi por azar, concluyó. Este capítulo por lo menos.

Para la próxima unas reflexiones finales de la querida Venezuela, y luego sí, lo que fue la travesía del viaje a Panamá.

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