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24 de febrero de 2012

Un lugar llamado el Cusco...


Cuántos viajeros habrán escrito, en sus diarios, en sus blogs, en sus bitácoras, que Cusco fue un lugar inolvidable.

Para cada quien tendrá una particularidad, esa cosita que lo hace tan especial. Para nosotros tuvo tres fundamentales: el anhelo de conocer la ciudad y su mística, el proyecto de Pukllasunchis y grandes amigos.



Los primeros días

Llegamos desde Arequipa directo al Cusco, averiguamos un poco como llegar a la Asociación Pukllasunchis y nos dispusimos a esperar unas dos horas, porque era muy temprano y no habría nadie aún. Luego tomamos un taxi y a medida que íbamos adentrándonos más en la ciudad, menos podíamos creer estar allí. Ese lugar tan hablado desde hace tiempo, desde Galeano a Víctor Heredia, pasando por amigos y programas de televisión.



Ya estábamos cerca. Las calles se empezaron a angostar, tanto que de golpe el taxi se detuvo en una calle para retroceder y dejar pasar al auto que venía de frente, solo pasaba uno. De golpe, a los metros, vuelve a detenerse y nos dice que sigamos a pie por una larga escalera.

Subimos peldaño a peldaño, uno a uno, despacito, un poco por la fatiga de subir con las dos mochilas cada uno y un poco también para saborear esa mañana... el sol empezaba a asomarse con fuerza en el ombligo del mundo.


Llegamos a Pukllasunchis. Nos esperaba Claudio Orós (más conocido como el hombre radio), con quien nos veníamos escribiendo. Charlamos un buen rato, entre una cosa y otra empezamos a conocer más el trabajo de esta asociación, que principalmente está orientada a la educación intercultural pero que además desde hace varios años tiene una parte dedicada a la radio con niños y niñas.


Por aquí, por allá, comenzamos a recorrer ese bello lugar lleno de flores y escaleras, en uno de los barrios mas antiguos del Cusco. Saludamos a la gente que trabajaba allí. Pasaban las horas y aún no teníamos lugar para dormir en la noche, aunque como siempre el camino se encargó de esas cosas.

Cuando conocimos la cabina de grabación, un desconocido (hasta el momento) nos preguntó si teníamos lugar donde alojarnos, dijimos que no y nos dijo que él en la casa tenía algún espacio para que podamos dormir, aunque sea por ese día, y el fin de semana, ya que era viernes. Decidimos que buscaríamos algún lugar (sobre todo para no molestar) pero la verdad que no se nos presentó nada en el panorama...y como pensamos siempre “por algo sería”. Así que después de un almuerzo en el mercado y reconocimiento del lugar, volvimos a la asociación y decidimos que si Marco nos ofreció un lugar era una buena señal.


La sorpresa fue que al llegar a la casa de Marco nos encontramos con su mujer y su hermosa pequeña hija de tres años, con quien enseguida nos entendimos y cuadramos una buena amistad. Jasell (la pequeña) en un acto de ternura nos prestó su cuarto (el más divertido y colorido del viaje) y nos adoptó como sus tíos argentinos. Con los días los padres contentos de que la hacíamos comer con juegos y caras locas. Pasamos el fin de semana y la semana siguiente, ya que justo había unos días de vacaciones en la asociación y aprovechamos para ir al Machu Pichu y Ollantaytambo. Luego volvimos a esa ciudad, como contaremos más adelante, y a pesar de instalarnos en otro sitio seguimos arreglando para encontrarnos y organizamos una salida a salinera con Marco, Anita y Jasell, que para esa altura la convivencia hizo que una gran amistad fuera creciendo...


El ombligo del mundo

A sabiendas que no estaremos siendo nada original en nuestro relato, podemos decir que no se han equivocado los Incas en creer que este lugar era especial. Al llegar por la vía terrestre desde el sur, uno no percibe bien la dimensión de lo que el Cusco representa. Pero al caminarlo, al dar vueltas por sus calles, ver sus construcciones de piedra (donde no cabe un papel entre una y otra), las dimensiones de las casas, se lo empieza a sentir distinto. Lo más lindo que tiene son como siempre los detalles.


Serpientes esculpidas en las paredes de las iglesias que ellos, los vencedores conquistadores, hicieron construir en cada huaca sagrada para intentar borrar rastro de una cultura que al momento de la conquista tenía más de cuatrocientos años de organización política. La cultura de los Incas, extendida desde la actual Colombia a la actual Argentina. Pero como dicen que la venganza es el placer de los dioses, los Incas se encargaron de dejar pequeños detalles. Símbolos que muestran que acabadas sus vidas... y a pesar de todo, sus creencias (muchas veces absorbida por la oportunista Iglesia) siguen ahí. Sus testimonios están en la obra monumental, obra de arte que es el Cusco, o a caso ¿quién levantó esas iglesias? ¿esas casas coloniales? Quién otros sino ellos...


Al caminar por esos lugares de la Abya Yala, uno se convence, cada día más, que la conquista no fue otra cosa que una palabra que le inventaron al genocidio que asesinó a los pueblos originarios o a muchos de ellos.

Imposible abstraerse de eso en el Cusco, donde hoy en día los locales de las grandes cadenas extranjeras de cómida rápida rodean la gran plaza y los chicos vestidos con la vestimenta típica te dicen en inglés si te querés sacar una foto con ellos a cambio de una moneda. Pero a la vez, algunas cuestiones más autóctonas se mantienen. Caminando por ahí uno también se puede tomar un emoliente para cada gusto (especie de té preparado por las doñitas con distintas hierbas).


Todo convive en el mismo lugar, la historia no contada, la traición, la muerte, la vida, los turistas, el folklore, lo sobreactuado y lo natural. Será quizás por eso que el Cusco sigue siendo un punto de referencia. A pesar de tantos años, uno no puede explicar por qué es tan conmovedor simplemente ver el atardecer sentando en esa plaza con jardines exquisitos.


Todo eso y mucho más es el Cusco. Todo lo que condensa como un punto de muchos puntos. Una ventana que el mundo mira y seguirá mirando. Un lugar donde las sensaciones no pueden explicarse de forma racional.


Pero la historia no termina aquí... en otro post contaremos nuestra experiencia en el paso por Pukllasunchis y su proyecto de radios con niños y niñas del Cusco! Y nuestra visita al Machu Pichu...

2 comentarios:

  1. ey, tana, estoy desaparecida pero se te extraña por aca!!!!
    en cuanto me siente un rato tranqui en la compu te escribo.
    Como siempre un placer leerlos!
    besos para ambos!

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  2. iujuuuu! excelente el relato como siempre.
    Salomé

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