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29 de marzo de 2013

Nicaragua, nicaragüita...

El cruce a Nica era muy esperado. Todos los que ya habían hecho el camino insistían que, desde Costa Rica para arriba, la cosa cambiaba, ¿en qué sentido? En todos.

La expectativa era mucha. La tierra de la revolución sandinista de los '80, que se dio cuando en toda Latinoamérica se respiraba aun dictaduras. Años en lo que Nicaragua demostraba que sí se podía, aunque con mucho costo, sacarse de encima a una de las dictaduras que más se perpetuó en el poder, nada más, ni nada menos, que unos 40 años. Pero luego llegó la conocida contra-revolución, que no dejó ni siquiera germinar la semilla. Y la historia siguió con los gobiernos neoliberales. Hasta que otra vez los sandinistas recuperaron el gobierno, pero bien moderados y con muchas dudas.

Llegada a Nicaragua


Recomendamos la película: Patria libre o morir, para conocer un poco más de la fuerte y dolorosa historia de este país.

Así que con un poquito más de historia encima, entramos en las tierras de Augusto Sandino.

Cruce acuático

Decidimos cruzar por un camino poco conocido para todos los viajeros. No tanto que decidimos, sino que nos quedaba mejor ir por ahí para llegar a la primer radio que visitaríamos. Al comienzo con un poco de dudas, pero luego sintiendo que fue el mejor cruce de frontera.

Salimos en un barco desde un pequeño puerto costarricense en Los Chiles. Y luego de un hermoso viaje-paseo por el Río Frío, llegamos al pequeño puerto de San Carlos, Nicaragua.

Imágenes del cruce

Imágenes del cruce II

Primer encuentro

Allí nos pasó a buscar Antonio, con quien nos veníamos escribiendo desde hacía unas semanas. Él es parte de la Fundación del Río, institución que gestiona dos radios comunitarias de la zona. “La voz juvenil”, fue la primera que lanzaron en el Municipio del Castillo, a orillas del Río San Juan. “Radio Humedales”, la más nuevita y a orillas del Lago Cocibolca, para nuestra llegada recién tenía tres meses al aire.

Imagen desde El Castillo

Atardecer en el Lago Cocibolca 

Nuestra idea era pasar por una de las dos, quizás la más nueva.

Pero Antonio tiene un poder especial: el del convencimiento. Así fue que terminamos yendo a las dos, lo que le agradecemos, porque no solo compartimos una experiencia más de radio (aunque muy fugaz) sino que también conocimos unos de los ríos más lindos del viaje, lleno de vida.

Llegando a la radio La Voz Juvenil

Una charla con los compas de la radio afuera, por el calor. Compartir algunas ideas, algunas cosas que conocimos en viaje, llenar la mochila con cosas nuevas. Siempre se aprende, porque hay tantas formas de hacer radio como radios exista.

El entorno siempre condiciona, para bien o para mal, pero condiciona, no es lo mismo una radio en un lugar caluroso que en uno frío, en la sierra o en la costa, en la sabana o en la cuidad.

Estudio de La Voz Juvenil

Volver y seguir

Luego de los dos intensos días volvimos a San Carlos. Es misma noche nos fuimos con Antonio para San Miguelito, pueblo donde quedaba la otra emisora.

A la mañana siguiente, fuimos directo a conocer Radio Humedales. Ahí también conocimos a los muchachos y las muchachas que estaba empezando con el proyecto. De principio entramos en onda con ellos. Habían arrancado hacía poco, con no mucha experiencia, pero con muchas ganas.


Con la muchachada en la puerta de la radio

Charla va, charla viene, la cosa empezó a fluir. Nos propusieron que armáramos un taller porque querían aprender y conocer más sobre esto de la radio.

Así fue que estuvimos varios días y muchas horas compartiendo experiencias, materiales, actividades. Y sobre todo mucho debate. ¿Qué es una radio comunitaria?, ¿cómo se produce un programa en este tipo de medios? ¿que pretendían con la radio? Bueno, un sin fin de preguntas, interrogantes, cuestionamientos... que siempre ayudan más que respuestas cerradas.




Porque a veces pasa, que con tantos deseos de tener una radio, muchas cosas pasan de largo, como la necesidad de capacitarse, o de planificar previamente para no gastar plata en equipos que finalmente quizá no nos sean útiles en el momento. Por eso, nunca es tarde para poner pausa, juntarse, conversar, escuchar diversas opiniones, formas de ver la comunicación, y luego seguir adelante pero con más fortalezas.

Los que era una semana de taller, se trasformó en dos, pero también de muchos paseos por el muelle, de compartir ricas comidas cocinadas al calor de un fogón. Fue mucho lo que vivimos ahí, a tal punto que no nos podíamos ir. Pero el viaje debía seguir, y otros amigos nos esperaban del otro lado del lago.

Atardecer en la radio

Les dejamos un audio para que ellos y ellas les cuenten de su radio, de la Radio Humedales: escuchar

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