Potosí, Potosí, Potosííííííííííí

Al llegar de la excursión de Uyuni como a las seis de la tarde, Pato estaba muy desesperado… ya que por esos días estaba por nacer su tercer sobrino y primera mujer. Lo primero que hicimos fue ir a un ciber para saber si había alguna novedad y finalmente los ojos se llenaron y desbordaron: July había llegado al mundo el 9 de abril.

Lo malo de los viajes es perderse esos momentos especiales y únicos, pero bueno al menos las nuevas tecnologías ayudan un poco.

Compramos un regalo para la pequeña Julieta, que Astrid y Will muy amablemente llevarían a la Argentina, su próximo destino.

Tendríamos que pasar otra noche en Uyuni, porque los micros salían por la mañana, por suerte gracias a la solidaridad no tuvimos que costear una noche más de hotel en ese lugar que es muy costoso. Cuando fuimos a buscar el resto de las mochilas a la agencia, la duela hablando con unos amigos sobre si conocía algún lugar económico para que pasáramos la noche, ellos comentaron que tenía como un cuarto con un colchón de paja donde nos podían dejar dormir. Realmente gente muy solidaria.

Los buses a Potosí desde Uyuni salían a eso de las diez de la mañana, y si bien no teníamos ningún contacto de radio allí queríamos volver a esa ciudad llena de historia, desde las más lindas (como la de que Bolívar subió el Cerro Rico) a las más horribles (como que las madres indígenas mataban a sus hijos antes de tener que ser explotados por los españoles). Cada uno conocía por viajes anteriores. Pero el lugar nos llamaba a volver.

callecita peatonal  con vista al Cerro Rico

Llegamos recién empezada la tarde y solo teníamos los datos de algunos asambleístas que conocimos en un viaje relámpago que habíamos hecho con la delegación municipal de Villazón para ir a recibir a Evo. La idea era pasar dos días sacar fotos recordar un poco y seguir…

otra callecita mismo cerro

La radio

Llamamos a Juan Carlos Rocha, unos de los asambleísta, quien enseguida  dijo que vayásemos a la asamblea municipal, al llegar conversamos con diferentes asambleístas y de ahí nos encomendaron con Walter para que nos lleve a la radio “Red Satelital Wayna P´utuqsi” (joven Potosí), que decían tenía una impronta comunitaria.

Allí conocimos a José Luis Rodríguez (“el puma” jaja), dueño de la radio. Sí, en Bolivia, como ya dijimos en otros escritos, las radios alternativas, populares, comunitarias muchas veces tienen dueños, debido a muchos factores: leyes poco claras para este tipo de medios (recién ahora se logró una nueva ley que contempla medios comunitarios); dificultades para obtener licencias; o restricciones entre otras cosas. Esa noche entre una cosa y otra charlando con Genaro y José Luis se nos hizo tarde y nos quedamos a  dormir ahí en la radio, donde también en un cuarto al lado del estudio era el hogar de José Luis.

Los sillones duros pero los corazones grandes, José Luis y Genaro nos abrieron las puertas de la radio para que podamos conocerla más.

cartel en una entrada a las minas del Cerro Rico

Jaime

Al otro día de haber llegado, por la tardecita conocimos a Jaime Cárdenas quien hasta ese momento era uno más del equipo que trabajaba en la radio. A partir de ahí sería nuestra referencia en Potosí y un amigo entrañable.

Apenas le contamos algunas palabras del proyecto  dijo “bueno, bueno esta noche vengan conmigo que vamos a cubrir una marcha”. Nosotros pensamos que sería una anécdota más de un loco que no sabe mucho que hacemos pero quería que lo acompañemos a ver lo que él hacía. Pero después entendimos que Jaime fue una de las personas que más nos entendió con poquísimas palabras, supo ver el espíritu del proyecto.

“Decimos que nos conocemos poco pero nos entendemos mucho”.  

El viaje nos demostró que muchas veces uno no llega a poder condensar todo el proyecto o toda nuestras vidas para poder contarlo sin embargo hay seres humanos que escuchan más allá de los oídos y enseguida nos entendemos.

unas de las tantísimas iglesias que los españoles dejaron como señal de su invasión

Vidrios rotos

Esa noche entre dinamita, corridas, cargadas hacia nosotros (como le dijeron a Pato, cuando lo vieron grabando, que si era de la CNN y respondió “no hermano, esos son yanquis…yo latinoamericano”), cubrimos la marcha y conocimos lo profesional que trabajaba Jaime quien nos invitó a cenar.

Jaime trabajando

Los siguientes días seguimos saliendo con Jaime a recorrer Potosí y generan información. Además nos abrió las puertas para conocer otros grandes amigos.

lindas fotos que nos incentivaba a sacar Jaime por las calles potosinas

Lechín y los jóvenes

Lechín era el nombre de un gran dirigente sindical de Bolivia y el apodo de José Roberto González, otro gran amigo que el viaje nos regaló. El no contaba con muchas cosas en este mundo mas que gran, gran corazón.

Lechín es un amigo de Jaime y su hermano Ernesto (con quien estudio en Cuba).

A los tres días de estar en la radio, por lo reducido de lugar teníamos que buscar otra alternativa. Fue entonces que Jaime nos presentó a los Trabajadores Sociales Comunitarios que a su vez nos contactaron con Lechín. Enseguida dijo que nos podría ayudar sin conocernos aun. Con solo una llamada nos cobijó en su habitación del sindicato de fabriles (donde hacía de sereno).

En el cuarto de Llechín había dos camas, una para él, la otra para uno de nosotros y el otro con un colchón al suelo. Solo quedaba un pasillo de 30 centímetros entre la pared y la puerta. Ahí nos quedamos una semana, porque a la vez empezamos a organizar junto a los jóvenes Trabajadores Sociales Comunitarios unos talleres que derivaron en más amigos y muchas cosas para compartir.

A esa altura nuestra familia potosina estaba compuesta por: Jaime, Ernesto, Lechín, José Luis, Silvia, Genaro, Lisset, Luis y Gaby, con quienes nos veíamos a diario o hablábamos por teléfono.

nuestro aposento

Después de esos días en el sindicato de fabriles nos mudamos a la oficina de la Asamblea Permanente de los Derechos Humanos de Potosí, donde Lechín era el secretario de prensa y comunicación. El lugar era un sótano con grandes probabilidades de derrumbe donde además no se distinguía si era de día o de noche porque siempre estaba oscuro y helado. Durante esa semana dormimos en el piso, pero el calor de los amigos ayudó a que solo sea una anécdota más.

TS

preparando todo

Con los TS, como le dicen cariñosamente a los ya mencionados Trabajadores Sociales Comunitarios, realizamos en conjunto 2 talleres a partir de la cuales surgieron cosas muy interesantes.

El primero de ellos vimos el documental (muy recomendado) “La Revolución no será trasmitida”, justo para el aniversario del fallido golpe a Chávez (tema del cual trata dicho film). Justo con la casualidad que estaban participando dos jóvenes venezolanos que andaban haciendo tareas sociales en Bolivia, así que pudieron contarnos desde adentro como fue ese momento. Al otro, viernes, pasamos el documental “Distorsión armónica”(también muy recomendado).

proyectando "distorsión armónica"

El hecho de poder debatir después de las proyecciones sobre la temática de los medios de comunicación dejó muchos interrogantes sobre la necesidad real de que los jóvenes puedan tomar el medio, de una manera profesional pero tomarlo para ser protagonistas.

entrada (bocamina), en nuestra caminata por el cerro acompañados por Luis un TS potosino

vista de la cuidad desde la mitad del cerro

La despedida

Después de tres semanas, charlas y momentos compartidos, llegaba el momento de volver a la ruta y eso que pensamos en un principio estar dos días. Para irnos, un ritual que se nos hizo una buena costumbre: cocinar para nuestros amigos. Ese día hicimos la cena para todos, Jaime nos regaló algunas poesías y compartimos una muy buena velada.

Jaime además de periodista y fotógrafo, es poeta y buena persona

con toda la familia

Gracias amigos potosinos por tanta solidaridad y compañerismo. Como decía nuestro querido Lechín: hasta siempre camaradas!

con lechin